El vendedor de almas, que se presenta como Andréi Gúrov, de Kislovodsk (un famoso balneario al suroeste de Rusia), exige que los potenciales clientes le envíen una foto y una biografía corta de la celebridad cuya alma desea comprar. La condición obligatoria es que la persona esté viva.
Andréi se compromete a presentar una réplica exacta del alma solicitada en 33 días. Según el contrato, el comprador recibirá una escultura hecha a mano de un material natural y de la que solo existirá un ejemplar. El caza-almas precisa que a la hora de transformar el espíritu de la celebridad en un objeto físico seguirá al pie de la letra la información que le proveerá su imaginación -que él mismo tacha de "muy viva"-, gracias a la conexión que mantiene con las fuerzas supremas.
Gúrov subraya que el contrato de compraventa no solo establece el precio, la fecha exacta de creación de la obra y el nombre de la celebridad cuya alma será copiada, sino que autoriza también al cliente a hacer lo que guste con el alma. Al mismo tiempo, el 'artista' se compromete a empezar a trabajar en la réplica de un espíritu solo después de recibir el 100% del precio del contrato.
En primer lugar Andréi sacará a subasta el alma de Bill Gates creada a base de una de sus fotos de juventud. El precio inicial es de 2.500 millones de rublos (unos 83.000 dólares), entre 2.000 millones por la obra y 500.000 por la entrega. El espíritu de Mark Zuckerberg será el siguiente que saldrá a subasta.