Al menos 80 nombres de niños fallecidos fueron usados sin permiso de sus padres para emitir falsos pasaportes, tarjetas de seguridad y carnés de conducir para agentes encubiertos, según una investigación del diario británico 'The Guardian'.
Las investigaciones del diario se basan en las declaciones de dos ex agentes de la Policía Metropolitana de Londres. Uno de ellos, que adoptó el nombre de un niño de cuatro años, contó que se sentía culpable cada vez que tenía que celebrar el cumpleaños del niño. "Era como pisar su tumba", confesó el ex agente al diario británico.
Esta práctica fue supuestamente suprimida en los años 90 tras la introducción de la tecnología digital en los registros públicos. Sin embargo, la Policía Metropolitana informó que estaban investigando casos similares del año 2003.
Inicialmente tales métodos proporcionaban cobertura fidedigna a los agentes de policía que se infiltraban en grupos políticos, activistas de derechos de los animales y supuestas células terroristas.
Ahora un comité especial de ética está investigando el caso.