El joven de 23 años se cortaba los brazos, el pecho y el vientre con hojas de afeitar, recogía su sangre en una taza y se la bebía.
Pronto se volvió tan adicto que se dirigió a otras fuentes para satisfacer su hábito, al que describió "tan urgente como respirar".
Esta persona, cuyo nombre no se revela, incluso indujo a su padre a que le obtuviera bolsas del fluido corporal de los bancos de sangre, según el informe publicado en 'Jornal de Psychotherapy and Psychosomatics'.
El hombre fue detenido varias veces por apuñalar y morder a otros para recoger y beber su sangre.
También sufre amnesia, depresión crónica y el trastorno de identidad disociativo (TID), es decir, en el individuo coexisten varias personalidades.
Los médicos del Hospital Militar de Denizli, en el suroeste de Turquía, vinculan el caso a los abusos y negligencia que presuntamente sufrió en su niñez, así como al hecho de haber sido testigo de un asesinato brutal que involucro el corte de cabeza y genitales.
A esos factores también se pueden haber sumado la muerte de su hija cuando era bebé y el asesinato de su tío, según lo escrito en el informe.