"Lamentablemente tengo que dar a todos una triste noticia: Tommy ya no está con nosotros", escribió en su cuenta de Facebook Sebastián Mapelli, hijo de María Loch, la anciana fallecida.
Tras la muerte de la dueña, a la que acompañaba a diario a la iglesia de San Donaci (en la sureña provincia de Bríndis), el perro cogió la costumbre de acudir al templo
cada vez que repicaban las campanas o veía llegar un coche fúnebre. Tommy esperaba paciente en la puerta, pero desde que un día el párroco le permitió quedarse dentro, el perro no dejó de participar en bodas, bautizos y funerales.
El fiel Tommy fue adoptado por toda la comunidad de San Donaci y, en particular, por el párroco Donato Panna, que le permitía permanecer en la Iglesia durante la misa e incluso le habilitó un espacio para que no pasara a la intemperie el resto de la jornada.
Esta historia recuerda a la del perro Hachiko, una conmovedora película que ha cautivado a muchas personas y que muestra cuán fuerte puede ser el vínculo entre un perro y su amo.