El 'pecado' de la anciana, Aurelia Rey, consistía en haberse retrasado en el pago de los recibos en dos ocasiones: una en 1999 y otra en 2011. Asegura haber pagado todas las cuotas que le presentaba el arrendador, de 126 euros al mes, y eso que cuenta solo con una prensión de jubilación de 356 euros, que es su única fuente de sus ingresos.
Este lunes las fuerzas del orden intentaron en dos ocasiones cumplir con el desahucio y este martes algunos testigos presenciales han alertado por las redes sociales sobre la presencia de furgones policiales al lado de su casa. El riesgo de que la Policía vuelva en cualquier momento ha reunido frente a la vivienda a una importante concentración, convocada por la plataforma Stop Desahucios.
Ante la gran inquietud social que despertó la situación acerca de la casa de Aurelia Rey, situada en la céntrica calle Padre Feijóo de la capital provincial, las autoridades mandaron allí a un representante oficial. El empleado del Instituto gallego de Vivienda y el Suelo se personó para ofrecer a la anciana dos soluciones posibles.
En ambos casos debería obedecer el fallo y mudarse hacia las afueras de la ciudad: opción que la mujer gallega ha rechazado por la gran distancia que existe entre las viviendas ofertadas y su piso actual.