Ante las quejas de los huéspedes del Hotel Cecil sobre la baja presión y la extraña calidad del agua, los trabajadores de mantenimiento realizaron las pruebas y hallaron el cadáver de una joven en una de las cisternas en el techo del hotel.
"El agua tenía un sabor raro", dijo a la prensa una de las clientas del hotel. "Pero no podíamos ni imaginar que se trataba de eso", agregó.
“En el momento que nos enteramos de lo que había pasado nos sentimos mal del estómago, literalmente”, contó otro turista.
Los padres de Elisa Lam, una canadiense de 21 años de edad, declararon su desaparición a principios de febrero. Ahora su muerte está siendo investigada por la Policía.
Actualmente el Departamento de Salud Pública de Los Ángeles está realizando pruebas al agua para determinar si presenta riesgos para la salud.