El Gobierno de Japón reconoció oficialmente que permite la caza de ballenas para la producción de alimentos, y no con fines de investigación. Así lo señaló este martes el ministro de Agricultura, Silvicultura y Pesca, Yoshimasa Hayashi.
Hayashi criticó la posición de otros estados y organizaciones ecologistas internacionales, descontentas por las prácticas balleneras japonesas.
"No creo que se ponga fin a la caza de ballenas en Japón", dijo Hayashi, quien asumió el cargo ministerial en diciembre y señaló que las críticas a su país en este contexto son "un ataque contra la cultura, una especie de prejuicio en contra de la cultura japonesa".
La Comisión Ballenera Internacional (CBI) prohíbe la caza de ballenas, especialmente a los que mantienen esta práctica -Japón, Noruega e Islandia-, aunque las decisiones de la CBI no tienen un carácter vinculante para todos los países.
Anteriormente el Gobierno del país isleño alegaba que la pesca persigue fines científicos, pero con esta declaración del ministro Japón ha reconocido que la mayor parte de la carne de ballena termina en los restaurantes.
En otras declaraciones suyas Hayashi comparó esta actividad con la caza de canguros en Australia y con que los coreanos coman perros. El ministro dijo que Japón no insta a estos países a abandonar sus tradiciones.