La Sociedad Investigadora de Rinoplastia de Irán detalla que el gran interés por este tipo de operaciones creció a lo largo de la última década: en 10 años el número de pacientes, tanto hombres como mujeres, aumentó un 83%. La demanda no cesa, a pesar de que las sanciones que están imponiendo sobre Teherán las potencias occidentales impulsan la inflación y los costes de las cirugías cosméticas, ya bastante altos, siguen creciendo.
Así, una rinoplastia puede costar entre 50 millones y 100 millones de riales iraníes (entre 4.000 y 8.000 dólares estadounidenses), calcula el diario británico The Guardian. Eso, en un país donde un muy buen salario no suele superar los 400 dólares por mes. Hanieh, empleada de una oficina de 35 años de edad, pidió un crédito en el banco para conseguir los 70 millones de riales (5.700 dólares) que necesitaba para la operación. Para recibir el préstamo, dijo al banco que iba a comprar un coche. Una vez que le dieron la suma tuvo que adquirir uno. Pero después vendió el auto y pagó la cirugía.
Según los psicólogos iraníes, un 65% de las jóvenes en el país no está satisfecha con su apariencia. Especialmente con su nariz, que es una de las principales cartas de presentación de las mujeres en un país donde quedan pocas partes al descubierto por la vestimenta tradicional. El sociólogo Afshar Naderi atribuye ese descontento a diferentes razones: a estándares de belleza femenina impuestos desde los medios, al deseo de encontrar un buen marido, a una infancia dura y la respectiva baja autoestima. Sin embargo, hay razones también más específicas.
Así Mohammad, quien trabaja en una tienda de cosméticos y accesorios en un barrio comercial de Teherán, asegura que la rinoplastia que le hicieron hace dos años le proporciona más clientes. "Tengo que atender a centenares de mujeres a diario que vienen aquí cuando quieren comprar algún cosmético y deben verme muy arreglado y elegante", dice.
Sin embargo, una demanda tan alta de rinoplastias también tiene otro aspecto. De acuerdo con la cifra del diario iraní Hamshahri, solo en Teherán hay más de 7.000 cirujanos plásticos que ofrecen esta operación a sus clientes. Sin embargo, nada más que 157 de ellos tienen la licencia que les autoriza para hacerla. En consecuencia, un gran número de pacientes sufre complicaciones que varían entre perder la capacidad olfativa y poder respirar bien con la nariz, hasta un ataque cardiaco por una anestesia indebida o daños severos al cerebro. Como la cirugía plástica está fuera de los controles del Departamento de Salud de Irán, en la mayoría de los casos los médicos salen impunes. Tampoco existen estadísticas de víctimas.