El propio conductor propuso a los agentes que inspeccionaran el maletero, informándoles de que había atropellado al animal en la carretera y que decidió recoger su cadáver para usar su carne. El dueño del carro abrió el maletero, pero el ciervo resultó estar vivo y coleando.
El animal saltó desde el maletero y tropezó, aunque luego se puso en pie de nuevo y corrió hacia el bosque. Se cree que el ciervo perdió la conciencia al ser atropellado por el vehículo y el conductor pensó que ya había muerto, pero por lo que se puede apreciar del comportamiento posterior del animal, no sufrió ninguna lesión grave.
En el estado de Michigan, EE.UU, donde tuvo lugar el accidente, está permitido por la ley recoger los cadáveres de los animales atropellados en el camino. Sin embargo el incidente debe ser reportado a las autoridades, que deciden si dar permiso a los conductores para conservar al animal muerto o no.