Jenna, una niña canadiense de 8 años, estaba jugando cerca de la casa de sus abuelos en la ciudad de Chilliwack, cuando un pitpull que logró escapar de su jaula atacó a la niña, mordiéndole la cara.
La menor sufrió graves lesiones faciales y tendrá que someterse a varias operaciones de cirugía plástica. Pese a todo, el ataque podría haber resultado letal de no ser por la providencial intervención del chihuahua Honey que saltó de la casa y empezó a ladrar para atraer la atención del perro de pelea.
Cuando el pitbull vio al chihuahua y se lanzó a por él, el dueño del perro lo capturó y lo ató.
"Estamos muy felices de que Honey tuviera bastante coraje para distraer al pitbull. No sé que habría pasado si el perro hubiera mordido el cuello de mi hija", dijo la madre de la menor al diario 'The Chilliwack Times'.
La misma Jenna asegura queno fue una sorpresa para ella la súbita ayuda que le prestó su diminuto y fiel perrito. "Pensé que me ayudaría y me ayudó", dice la niña.
Un día después del incidente el vecino aceptó sacrificar a su perro.