Tres policías detuvieron a la estadounidense Marilyn Taylor y a su esposo, Dehaven McClain, cuando trataban de pasar con un cochecito a través de la entrada de servicio del metro sin comprar el billete, acompañados por sus pequeños hijos. Los agentes acudieron de inmediato al lugar y después de asegurar a uno de los pequeños que "todo va a estar bien", empezaron a rociar con gas pimienta a toda la familia.
Los niños no solo se asustaron, sino que además empezaron a asfixiarse y respirar con dificultad. Pocos minutos más tarde, los policías esposaron a la mujer, mientras sus hijos lloraban de miedo y dolor.
"Después del incidente, tengo lesiones en los ojos y los niños experimentan un fuerte estrés. Tienen miedo a viajar en el metro y se asustan en cuanto ven a agentes uniformados", declara Taylor en su demanda.
Según Marilyn, desde que se utilizó gas de pimienta contra los niños, estos tienen necesidad urgente y aguda de asistencia médica. Su niña de cuatro años ya lleva cuatro semanas llorando por las noches, mientras que su hermano de dos años comenzó a despertarse constantemente llamando a su madre.
La familia exige a la Policía de Nueva York una indemnización por la violación de sus derechos civiles y de la ley federal, así como por acoso y violencia física.