Se trata de viviendas rurales o pueblos enteros con casas e incluso granjas. En muchas ocasiones las propiedades se encuentran en estado de ruina, pero eso no parece suponer ningún problema para numerosos extranjeros.
De acuerdo con el diario ‘El Mundo’, es una nueva tendencia en el mercado inmobiliario español. Y es que los datos hablan por sí solos: durante los últimos meses, los británicos, alemanes, belgas y noruegos han dominado el mercado de la compra de pueblos deshabitados en España. De hecho, el 90% de los compradores son extranjeros, explicó a ese periódico Rafael Canales, gerente del portal especializado en la venta de aldeas abandonadas y casas rurales Aldeas Abandonadas.
El Instituto Nacional de Estadística tiene registradas ya más de 3.000 aldeas abandonadas en todo el país, por eso las administraciones públicas cada vez se interesan más en estudiar la oportunidad de venderlas. Además, afirman que el hecho de que un número considerable de compradores sea extranjero supone una oportunidad para salvar a estos pueblos de una muerte casi segura, pero también una ocasión única para promover el desarrollo del turismo rural.
"Entre un 15% y un 20% de los compradores, las adquieren como inversión”, señala Canales, pero también hay personas interesadas “en la tranquilidad que pueden tener en esos sitios, por ejemplo, para retirarse a vivir en el campo cuando se jubilan”.
La publicación explica la situación en la comunidad autónoma de Galicia, en el noroeste de la Península Ibérica, donde hay más de 1.402 aldeas abandonadas, casi la mitad de todos los casos del país. El precio para adquirir una casa o aldea abandonada allí es, por lo tanto, considerablemente inferior al de otras regiones españolas.
“Lo que en Galicia compras por menos de 100.000 euros, en otras zonas te vale un millón”, indicó el gerente de ‘Aldeas Abandonadas’.
Como señala el artículo, “los gestores municipales ven en su riqueza arquitectónica y paisajística un nicho de mercado para ayudar a combatir la despoblación del territorio rural gallego”.