El pasado octubre Savita Halappanavar, de 31 años, pidió en numerosas ocasiones a los médicos del Hospital Universitario de Galway que le interrumpieran el embarazo porque sufría fuertes dolores. Sin embargo, de acuerdo con el testimonio de Praveen Halappanavar, esposo de la fallecida, los doctores se negaron a practicar un aborto porque dijeron que el feto estaba vivo.
Este lunes en el juzgado de Galway se celebró la audiencia previa al juicio por la muerte de la india, que falleció de septicemia después de que los médicos irlandeses se negaran a provocarle el aborto. Otro argumento del personal médico fue que era imposible practicar un aborto "porque Irlanda es un país católico", declaró el viudo ante el tribunal.
Sin embargo, los representantes del Hospital Universitario de Galway negaron que el rechazo de la intervención de emergencia tuviera motivaciones religiosas.
Tras la tragedia miles de personas marcharon por las calles de Dublín en protesta por las arcaicas leyes irlandesas sobre el aborto.
El aborto en Irlanda es ilegal excepto cuando la vida de la madre corre peligro. No obstante, esta excepción nunca ha sido refrendada por los legisladores ni incluida en la Constitución, por lo que queda expuesta a interpretación.