Al final de la marcha de Santiago, grupos aislados de jóvenes, en su mayoría encapuchados, comenzaron a lanzar piedras contra los agentes, a derribar las vallas de contención y a romper señales de tránsito. La Policía empleó gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersarles. Como resultado, la movilización estudiantil dejó 129 detenidos y 12 heridos, 4 estudiantes y 8 agentes, uno de ellos de gravedad, conforme a las cifras oficiales.
Durante las marchas suele haber provocaciones por parte de ciertos colectivos minoritarios de manifestantes, pero la respuesta violenta de la Policía es desproporcionada, comentó a RT la dirigente estudiantil y candidata a diputada del Partido Comunista chileno, Karol Cariola. "En muchas ocasiones la violencia incluso no parte de los manifestantes, sino de la misma Policía", insistió la joven. Según ella, en Chile las fuerzas de seguridad no protegen precisamente a la ciudadanía, sino que, por el contrario, buscan reprimirla por la vía de la fuerza y la violencia.