Después de una compleja cirugía el niño se vio obligado a someterse a un periodo de rehabilitación en el hospital, pero debido a lo delicado de su tratamiento Grady tuvo que ser aislado en una habitación, donde solo podían ingresar los médicos y familiares más cercanos.
Al darse cuenta de lo difícil que sería para el pequeño este largo aislamiento, sus padres decidieron regalarle un robot, gracias al cual Grady podía estar virtualmente junto a ellos las 24 horas del día.
Los movimientos del dispositivo, equipado con una cámara y un micrófono, eran controlados por Grady mediante un ordenador portátil desde la habitación del hospital. De esta forma ‘el niño robot’ podía trasladarse por la casa, 'desayunar' junto a sus padres y hermanos, 'ir' a la escuela e incluso 'asistió' a la fiesta de cumpleaños de uno de sus amigos.
Terminada la rehabilitación, Grady dijo a la BBC que el robot le ayudó a no perder las esperanzas durante su recuperación. Mientras sus hermanos bromearon que con el aparato era más fácil “bajarle la voz a Grady”.