La iniciativa tiene como objetivo reducir el riesgo de sobredosis y muertes relacionadas con las drogas, así como la disminución de la cantidad de consumo de estupefacientes en las calles de Brighton, una de las ciudades británicas con mayores problema de abuso de narcóticos.
El informe de la Comisión Independiente de Estupefacientes encargado por la alcaldía de Brighton y Hove propone proporcionar salas de consumo donde los consumidores puedan utilizar sus propias drogas ilegales bajo la supervisión de profesionales de la salud. Ese servicio proporcionaría además atención médica en caso de ser necesario y la entrega de Naloxona, un medicamento que puede prevenir las sobredosis mortales.
Este proyecto, que ya existe en países como Alemania, Luxemburgo, Países Bajos, Bélgica, España, Noruega, Suiza, Canadá y Australia, ha sido acogido con satisfacción por la Policía del condado de Sussex Oriental, aunque destacó la importancia de un “enfoque integral” sobre las drogas ilegales.
Cabe destacar que entre los países europeos, Reino Unido lidera las estadísticas por muertes debido a sobredosis y no cuenta con estas salas de consumo supervisado.
No obstante, la iniciativa no ha sido bien recibida por todos. Los opositores de este proyecto alertan sobre la “enorme inversión innecesaria” en estos establecimientos, y destacan que ese dinero podría destinarse para la rehabilitación de drogadictos.
En Brighton y Hove, que cuenta con una población total de unos 270.000 habitantes, más de 60.000 personas han consumido o consumen drogas, según la comisión. De ese total, unos 2.000 son adictos a la heroína y la cocaína.