Una ‘bomba sexual’ tenía como destinatario al arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez González. Luego de recibir el paquete hace varios meses, los frailes de la sede arzobispal la entregaron inmediatamente a la Policía por la presencia de una sustancia dudosa, sin haberse percatado de lo peligrosa que era.
El segundo 'vibrador explosivo' fue enviado recientemente al director del Colegio de los Legionarios de Cristo, una escuela privada de Madrid. En este nuevo caso, el artefacto detonó en una oficina de Correos.
El colectivo remitente se presentó en un caso como el Club de Artesanos del Café para sus nuevos usos, y en el otro como el Grupo Anticlerical para el Fomento del Uso del Juguete Sexual. Los agentes creen que se trata del 'Comando Insurreccionalista Mateo Morral', un grupo anarquista que reivindicó en febrero pasado la colocación de un artefacto en la catedral madrileña de La Almudena.
Según la versión policial, los responsables de estos hechos todavía carecen de una estructura consolidada y eso solo dificulta la investigación. No se excluye que hubiera otros envíos con el mismo contenido y que no hayan sido denunciados por los destinatarios.