Sociedad
Católicos españoles claman por una 'revolución' en la Iglesia
Un sorprendente estudio realizado por José Juan Toharia, catedrático de sociología y presidente de Metroscopia, refleja que el 52% de los católicos españoles reivindican cambios ‘revolucionarios’ en el seno de su Iglesia.
Según el estudio, el 73% de los españoles se consideran católicos, aunque solo el 17% de ellos reconocen ser practicantes.
La lucha contra la pederastia, la opulencia de la Iglesia, su anacronismo y el trato fiscal preferente que recibe por parte del Estado español, serían los puntos de partida de dicha ‘revolución’, siendo el papa Francisco, en su declarada opción por una “Iglesia de los pobres”, según explica Toharia, la oportunidad, para los católicos españoles, de que ese profundo cambio se pueda operar.
El estudio revela que los católicos españoles piden que su Iglesia se sostenga exclusivamente con las aportaciones voluntarias, que la jerarquía eclesiástica practique una absoluta intransigencia en los casos de pederastia, que el papa viva permanentemente en una residencia modesta (cosa que ha comenzado a hacer), que la Iglesia deje de tener banco propio y que se ponga fin a la existencia del Estado Vaticano.
Asimismo, según Toharia, el 52% de los católicos practicantes considera que el concepto de familia no se refiere exclusivamente a la constituida por un hombre y una mujer y el 50% de ellos defiende que una pareja del mismo sexo está tan capacitada para criar a un niño como lo pueda estar una pareja heterosexual.
Por otra parte, de acuerdo con el estudio, el 84% de los españoles (católicos o no), desean un nuevo Concordato entre la Santa Sede y el Estado español y el 73% de ellos piden que se ponga fin al trato preferente que la Iglesia Católica española recibe del Estado en general y, específicamente, en materia fiscal. De otro lado, el 88% de los católicos (y el 73% de los que se definen como practicantes) reclaman que se acabe con la actual discriminación de la mujer en el gobierno de la Iglesia y con su “intransigencia mojigata” hacia el divorcio y los anticonceptivos.
Como conclusión, Toharia revela en su estudio que la idea mayoritaria, expresada por el 75% de los españoles, es que la “Iglesia española no ha sabido adaptarse a la sociedad actual”.
La lucha contra la pederastia, la opulencia de la Iglesia, su anacronismo y el trato fiscal preferente que recibe por parte del Estado español, serían los puntos de partida de dicha ‘revolución’, siendo el papa Francisco, en su declarada opción por una “Iglesia de los pobres”, según explica Toharia, la oportunidad, para los católicos españoles, de que ese profundo cambio se pueda operar.
El estudio revela que los católicos españoles piden que su Iglesia se sostenga exclusivamente con las aportaciones voluntarias, que la jerarquía eclesiástica practique una absoluta intransigencia en los casos de pederastia, que el papa viva permanentemente en una residencia modesta (cosa que ha comenzado a hacer), que la Iglesia deje de tener banco propio y que se ponga fin a la existencia del Estado Vaticano.
Asimismo, según Toharia, el 52% de los católicos practicantes considera que el concepto de familia no se refiere exclusivamente a la constituida por un hombre y una mujer y el 50% de ellos defiende que una pareja del mismo sexo está tan capacitada para criar a un niño como lo pueda estar una pareja heterosexual.
Por otra parte, de acuerdo con el estudio, el 84% de los españoles (católicos o no), desean un nuevo Concordato entre la Santa Sede y el Estado español y el 73% de ellos piden que se ponga fin al trato preferente que la Iglesia Católica española recibe del Estado en general y, específicamente, en materia fiscal. De otro lado, el 88% de los católicos (y el 73% de los que se definen como practicantes) reclaman que se acabe con la actual discriminación de la mujer en el gobierno de la Iglesia y con su “intransigencia mojigata” hacia el divorcio y los anticonceptivos.
Como conclusión, Toharia revela en su estudio que la idea mayoritaria, expresada por el 75% de los españoles, es que la “Iglesia española no ha sabido adaptarse a la sociedad actual”.
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