De acuerdo con el portal digital informativo radicado en Miami, varios ciudadanos chinos podrían haber obtenido la ciudadanía cubana a fin de facilitar el proceso de inmigración en EE.UU. El medio norteamericano insiste en que los asiáticos vienen al país caribeño y que reciben los pasaportes locales para posteriormente poder gozar de los privilegios que les brinda a los isleños la famosa Ley de Ajuste Cubano.
Desde Miami denuncian que se trata de un negocio en el que cada asiático podría pagar hasta unos mil dólares por los trámites migratorios. Cuba aún no ha hecho comentarios sobre la supuesta red ilegal en el territorio de la nación antillana, mientras que varios expertos tachan la denuncia de absurda, ya que -sostiene la corresponsal de RT María Stárostina- los ciudadanos chinos tienen opciones más fáciles para entrar en Estados Unidos.
“Es una cosa rayana en lo absurdo. Los chinos con un pasaporte cubano llegando a la frontera norteamericana, cuando el personal de la aduana de emigración de EE.UU. está en gran parte conformado por los latinos, gente de procedencia latinoamericana, o de familia latinoamericana, que saben perfectamente reconocer incluso el acento del cubano”, destaca Jean Guy Allard, periodista canadiense afincado en Cuba.
“Esa leyenda que intenta crear 'Martí noticias', es realmente un poco ridícula, francamente ridícula, porque no pega nada con la realidad de los viajes internacionales”, agregó.
Algunos analistas consideran que la información, publicada en el medio, caracterizado por muchos como “anticubano”, le viene bien a La Casa Blanca, ya que le permitiría presentar unas cifras exageradas de los cubanos, que emigraron de la isla a Estados Unidos.
La llamada ley de pies secos/pies mojados supone que los cubanos que logren pisar la tierra estadounidense pueden quedarse en este país y además gozar de cierto apoyo. Las autoridades del país caribeño subrayado en reiteradas ocasiones el carácter subversivo de estas medidas.
Según varios expertos, la reciente reforma migratoria en Cuba quita el sentido hostil hacia la política norteamericana que mantiene hacia la isla y podría convertir la Ley de Ajuste Cubano en un anacronismo jurídico.