Para ello se pidió a cada participante que calibrara en una escala de cinco puntos su fe en Dios, así como sus expectativas de curación. Por otro lado, se evaluaron al inicio y al final del estudio los niveles de depresión, de felicidad y los daños físicos autoinfligidos.
Los investigadores llegaron a la conclusión que los pacientes con niveles altos de fe tenían el doble de probabilidades de responder más rápidamente al tratamiento que los pacientes ateos o que no creen tanto en Dios.
Los especialistas concluyen que la fe en Dios está asociada a mejores resultados de los tratamientos psiquiátricos.
El autor principal del estudio, el doctor David H. Romero, afirma que esta relación se produce "independientemente de su afiliación religiosa", y que los pacientes obtienen una mejora en su bienestar psicológico y un descenso "en su depresión y su intención de provocarse daños a sí mismos".
El rezo y la sanación
Estudios anteriores han demostrado el poder terapéutico de la oración. En 1988 el cardiólogo Randolph Byrd hizo el primer estudio clínico sobre sanación a distancia en el Hospital General de San Francisco, para lo que dividió a 393 pacientes con problemas cardiacos en dos grupos.Un grupo recibió oraciones de desconocidos que solo conocían sus nombres, mientras que por el otro grupo de pacientes no rezó nadie. El estudio reveló que las personas por las que no se rezó necesitaron más medicación y fueron más propensas a sufrir complicaciones.