Para obtener el preciado líquido, los clientes encargarán la cerveza a través de sus teléfonos móviles a un operador, que, al recibir el pedido, atará la lata a un paracaídas transportado por un octorrotor y, acto seguido, la aeronave no tripulada se dirigirá hacia su destinatario.
Para los vuelos de prueba, el drone es pilotado a distancia, pero el objetivo es hacer el proceso mucho más autónomo, con aeronaves que vuelen por sí solas hacia las coordenadas estipuladas en un plano de entrega controlado por GPS.