Portugal ocupa el tercer puesto en el ranking europeo por tasa de desempleo, tan sólo superado por España y Grecia. Por lo tanto, no es de extrañar que la población, sobre todo los jóvenes con educación superior, intenten abrirse camino en el extranjero.
“No pensamos en hacernos ricos. Lo que queremos es ganar lo suficiente para que algún día podamos formar nuestra propia familia, vivir una vida normal y corriente. Ahora aquí si consigues un trabajo es por un salario servil y por unos tres años. Esto no es vida”, explica Ines.
Las cifras económicas no calman los temores del portugués medio. Según previsiones de algunos analistas, el paro aumentará y en diciembre superará el 18%.
"Estamos viviendo una grave fuga de cerebros en Portugal. Nuestro país ofrece educación, pero luego uno no puede encontrar trabajo", se lamenta Ricardo, que intenta ayudar a los que decidieron emigrar para asegurarse una página web comoemigrar.net en la que describe las difíciles situaciones que afrontan estas personas.
"Explico a la gente a qué atenerse y cómo hacer una elección correcta. Existen tantos esquemas, a menudo la gente alega que quiere ayudar a hacer un visado de trabajo, pero luego, después de cobrar en efectivo desaparecen", señala Ricardo.
Víctor es periodista y está a punto de irse a Angola para trabajar en una revista. Su patria no le puede ofrecer un puesto que le permita mantener a su familia.
"No es que queramos trabajar en otro país: es la necesidad de trabajar en otro país”, aclara Victor, que ve cómo toda la sociedad portuguesa se ve afectada por el paro, una lacra que no deja de establecer los récords.
"Afecta a los trabajadores de construcción, cuyo oficio no exige grandes conocimientos, pero también a la clase media, a los ejecutivos publicitarios, informáticos, periodistas", enumera Victor.
En Portugal quedan los pensionistas, a los que sólo les queda sufrir los recortes del Gobierno luso. Tampoco parece que se les presente la posibilidad de una nueva vida en un lugar más próspero.
Al igual que todos los que han dejado su patria, estos jóvenes esperan que llegue el día en que les pidan que regresen porque falta mano de obra cualificada.