Entonces, contrató a cuatro hombres armados con martillos para aplastar su Maserati Quattroporte en la inauguración del salón del automóvil de la ciudad oriental de Qingdao, en la provincia de Shandong.
El vídeo muestra a los hombres cumpliendo con entusiasmo su tarea, dejando el lujoso coche con el parabrisas, los espejos y la rejilla rotos, y la carrocería con abolladuras.
"Espero que los fabricantes extranjeros de coches de lujo reconozcan claramente que los consumidores chinos tienen derecho a recibir un servicio acorde con la marca", declaró Wang, citado por la agencia AFP.
Según los medios locales, Wang compró el Maserati en 2011 por 2,6 millones de yuanes (unos 423.000 dólares), lo que supera unas 100 veces los ingresos medios anuales de un residente urbano chino en 2012.