El representante de la Santa Sede ante la ONU denunció tanto "serias violaciones de la libertad de culto en general", como "ataques sistemáticos contra comunidades cristianas en particular", sobre todo en África, Asia y Oriente Medio.
Otros miles de creyentes cristianos son víctimas de "desplazamiento forzado, destrucción de sus lugares de culto, violación y secuestro". En este sentido, Tomasi mencionó el reciente caso del secuestro de los obispos Yohanna Ibrahim y Boulos Yaziji en la ciudad siria de Alepo.
De hecho, desde el comienzo de la rebelión antigubernamental en Siria, se ha informado sobre numerosos ataques perpetrados contra la comunidad cristiana de ese país. Asimismo, han aumentado las tensiones religiosas en Egipto desde el triunfo de la llamada 'primavera árabe'.
El arzobispo exhortó a las Naciones Unidas a proteger los derechos religiosos, ya que la propia Organización ha reconocido que "la religión, la espiritualidad y la fe pueden contribuir a la promoción de la dignidad y el valor de la persona humana".