Cuando ella murió, siete años más tarde, Mendenhall estaba destrozado, pero decidió buscar un propósito a su vida y comenzó a donar sangre en su memoria. Lo hacía en su camino a casa desde el trabajo. Llegó a donar un promedio de 23 litros al año, escribe el diario 'The Palm Beach Post'.
La sangre de Mendenhall es especialmente codiciada porque él dona plaquetas, que son esenciales para la coagulación de la sangre y muy apreciadas por los enfermos de cáncer.
Mendenhall dice que la donación de sangre le ayudó a sobrellevar la pérdida de su esposa y, más tarde, la de sus dos hijos.
Según el jubilado, ha donado sangre más de 400 veces, pero todavía le da impresión cuando la aguja se aproxima a su vena. Mendenhall asegura que las donaciones constituyen la clave de su fuerte salud, y que no le pesan sus 84 años.