"Al menos no muerde las otras ruedas [en referencia a las del vehículo]; entonces sí tendríamos un problema", dice con sorna el propietario de la reserva, John Varty, que luego maneja lentamente por un camino de tierra para que el felino se baje del techo del coche.
Varty, que también trabaja como cineasta, fundó en Sudáfrica una reserva de estos grandes felinos asiáticos para, dentro de unos años, devolverlos a su hábitat natural, ya que en Asia el número de tigres se ha reducido considerablemente durante las últimas tres generaciones.
El año pasado, el ataque de un tigre mandó a Varty a cuidados intensivos con varias heridas y algunas costillas rotas, pero este amante de los animales justificó al felino diciendo que "agredir está en sus genes".