Manténgase activo e interésese por las cosas. No hay que vivir con demasiado cuidado
Tarrant asegura que no sufre los achaques de la vejez y que no nota cómo pasan los años. "Me siento perfectamente para mi edad. Gozo de buena salud. Lo único es que hace poco he comenzado a utilizar un bastón para caminar, pero todavía puedo andar bastante rápido".
Además, el británico dice que para él no es difícil vivir plenamente. "Sigo viviendo independientemente, voy yo mismo a comprar y me gusta cocinar. Cuando puedo salgo a dar paseos", cuenta Tarrant.
Nació en Nottingham el 7 de julio de 1903, dejó la escuela a los 13 años y comenzó a trabajar en una acería local, donde llegó a ser supervisor. Sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, después de la cual se dedicó a la venta de seguros hasta que se jubiló en 1968.
A veces siento que realmente no empezamos a vivir hasta que nos jubilamos a los 60 años
Durante 79 años Tarrant estuvo felizmente casado. Conoció a su esposa, Phyllis, en 1922, se casaron 11 años más tarde y tuvieron dos hijas. La pareja viajó mucho: visitaron EE.UU. en ocho ocasiones, Yugoslavia, Hungría y Austria, y hasta bailaron bajo las estrellas en un crucero por las islas griegas.
Phyllis murió en 2012 y desde entonces Tarrant la echa mucho de menos. "A veces siento que realmente no empezamos a vivir hasta que nos jubilamos a los 60 años y nos dedicamos a viajar por el mundo. Hicimos más cosas durante la vejez que cuando éramos jóvenes".
La familia de Tarrant le ayuda a no sentirse solo: además de dos hijas, el británico tiene siete nietos, 11 bisnietos y dos tataranietos.