El debate sobre el problema estructural del racismo y el exceso de violencia en los cuerpos policiales se abrió hace al menos dos años. El caso que dio ímpetu al discurso público fue la muerte del adolescente Michael Brown, asesinado a tiros por un policía en el estado de Misuri en 2014, y la posterior fundación del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan). Desde entonces varios casos de violencia injustificada han causado indignación en EE.UU. La última gran ola de manifestaciones llegó tras los asesinatos en dos días de dos hombres afroamericanos, Alton Sterling y Philando Castile, que perdieron la vida a manos de los policías los días 6 y 7 de julio respectivamente.