El huracán Harvey tocó tierra en Texas la noche del 25 al 26 de agosto en forma de tormenta de categoría 4. Esto se tradujo en vientos de hasta 200 km/h, oleajes de hasta 3,7 metros e inundaciones, además de provocar numerosos daños materiales y al menos 30 víctimas mortales. Es el primer huracán de estas dimensiones que azota EE.UU. desde el 2005. Posteriormente, Harvey se degradó a tormenta tropical.