La crisis de la deuda europea o crisis de la eurozona, que en 2010 que se cebó primero con los países periféricos de la UE (Grecia, Irlanda) y luego se extendió a prácticamente toda la zona euro, se ha convertido en una prueba de resistencia para la economía europea. La crisis financiera mundial ha exacerbado los problemas de la UE, amenazando la existencia misma de la eurozona cuyo destino sigue pendiendo de un hilo.