El Gobierno de Argentina ha acordado con la empresa Monsanto poner fin a las prácticas de revisión de la semilla importada de soja que realizaba esa compañía en puertos y acopios. A partir de ahora las propias autoridades se encargarán de realizar los controles para identificar el grano desarrollado por Monsanto que haya sido obtenido en el mercado negro.
"El espíritu del acuerdo es este: nosotros [el Ejecutivo argentino] fiscalizamos para que las empresas privadas puedan desarrollar tecnología y cobrarla", explicó el ministro de Agroindustria del país, Ricardo Buryaile, cuyas palabras recoge Reuters.
Monsanto insistía en que se realizaran las inspecciones y finalmente el año pasado cerró el mercado argentino para sus tecnologías. A su vez, los agricultores argentinos rechazaban que fuera una empresa estadounidense quien practicara las revisiones.