La Policía encontró en la casa de Callahan, que vive a 15 minutos en coche de la casa de Richards, grandes cantidades de sustancias químicas para crear bombas y 142 rifles, cuyo precio total se estima en cerca de 100.000 dólares.
Los explosivos son una afición de Callahan, según dijo el mismo químico, quien comentó que las sustancias que tenía en su casa son las mismas que fueron usadas para crear la bomba que pusieron en el World Trade Center en Nueva York en 1993.