Las peleas de gallos están prohibidas en todos los estados de EE.UU. La pena máxima para la organización de peleas en Nueva York es cuatro años de prisión o una pena de 25.000 dólares.
"Las peleas de gallos son una práctica cruel, abusiva y bárbara que tortura animales, amenaza la salud y la seguridad del público, y facilita otros crímenes", comentó el fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman.