Según el primer ministro del país, el rey tomó esta decisión porque las autoridades le dedicaban al encuentro demasiado poco tiempo, según su criterio. Decidió que los 90 minutos reservados para la reunión en el horario del príncipe no serían suficientes para tributarle un digno recibimiento.
El cargo del rey maorí existe en Nueva Zelanda desde mediados del siglo XIX, aunque no tiene ningún poder político real.