Un juzgado de Buenos Aires interrogó durante seis horas al vicepresidente del país, Amado Boudou, acusado de corrupción, según informaron medios locales.
Al vicepresidente se le imputa haber utilizado testaferros para comprar la imprenta Ciccone Calcográfica. El funcionario ha negado en todo momento su participación con negocios ilicitos pese a las numerosas pruebas publicadas por medios locales, en las que se le vincula con otros sospechosos. Además atribuyó estas acusaciones a una campaña orquestada por medios adversos al Gobierno. Frente al tribunal le esperaron cientos de militantes kirchneristas para manifestarles su apoyo.