Según documentos de los Archivo Nacionales, citados por 'The Daily Telegraph', Churchill entendía la importancia del archipiélago del Atlántico Sur tras el ataque de Japón a Pearl Harbor.
Tokio también trataba de aprovechar el deseo de Argentina de reclamar las islas, y según el embajador británico, Esmond Ovey, el país asiático prometió al Gobierno sudamericano "hacer que las Falklands (Malvinas) regresen a Argentina".
Las intenciones japonesas también fueron citadas en la correspondencia cifrada de los servicios de inteligencia británicos.
La invasión de las islas no tuvo lugar y para fines de 1944, la Fuerza británica desplegada en las islas fue enviada a otros escenarios de la Segunda Guerra Mundial.