Las lluvias más torrenciales que se recuerdan en la capital china en las últimas seis décadas se han cobrado la vida de al menos 10 personas y ha causado un caos generalizado, inundando calles y obligando a cancelar 500 vuelos en el Aeropuerto de la Capital, lo que ha afectado a 80.000 personas.
Las muertes han sido causadas por derrumbes en los techos, rayos, descargas eléctricas de las líneas caídas y ahogamientos.
El sistema de metro no se ha visto afectado, pero la gente no puede salir a las calles para utilizar los coches, autobuses o taxis debido a que la tormenta inundó las carreteras principales.
El único aspecto positivo de la lluvia es que el índice de contaminación ha pasado a ser "excelente", con el aire desprovisto de su polución habitual.