La explosión accidental de una granada de mano provocó la detonación de un depósito de municiones en el centro de Turquía. La deflagración que se produjo y los posteriores estallidos se cobraron veinticinco vidas humanas. El incendio no pudo ser controlado hasta el amanecer.
Todas las víctimas mortales eran soldados y sargentos de regimiento en el que se registró el accidente. Según distintas fuentes, hay entre nueve y quince heridos.
Un miembro del Gobierno turco excluyó en unas declaraciones hechas a la televisión local las versiones de sabotaje y atentado terrorista. Las Fuerzas Armadas ya han emprendido una investigación para esclarecer las causas de lo sucedido.