Las autoridades judiciales alemanas han presentado cargos oficiales contra Beate Zschäpe, militante de una célula neofascista alemana. Se le imputa el asesinato de 10 personas a lo largo de la última década, mayormente inmigrantes. En caso de que la corte la declare culpable, enfrentará una condena perpetua.
Cuando la Policía descubrió a la banda de Zschäpe ‘por casualidad’, quedó claro que el servicio alemán de inteligencia era consciente de las actividades de la célula, pero en ningún momento alertó a la Policía. El escándalo le costó el puesto al presidente de la inteligencia alemana, Heinz Fromm, y llevó a una reestructuración de todo el sistema.