Canadá se convirtió en el primer país en revocar su firma y dejar de cumplir oficialmente el protocolo de Kioto que le obligaba a reducir sus emisiones contaminantes. La decisión de abandonarlo entró en vigor exactamente un año después de que Ottawa presentara la declaración de salida.
El ingreso de Canadá al protocolo de Kioto fue ratificado por el Parlamento en 2002 y durante la década transcurrida el país nunca llegó a observar las condiciones impuestas, según indicó su propio Gobierno. La actual emisión de gases de efecto invernadero está un 23% por encima del índice sugerido por el documento.