El príncipe Enrique de Gales, tercero en la línea de sucesión al trono británico, confiesa que mató a talibanes en Afganistán, donde sirvió durante unos cuatro meses como copiloto de helicóptero de ataque Apache.
En un encuentro con periodistas en la base militar británica de Camp Bastion, en el sur de Afganistán, el príncipe, de 28 años de edad, compartió sus impresiones sobre su misión e indicó que disparar contra talibanes era para él “quitar una vida para salvar una vida”, según CNN.
Añadió que aunque antes los ataques de helicópteros eran más frecuentes, ahora el trabajo se reduce solo a "garantizar la seguridad de los soldados en el terreno y si hay que disparar cuando alguien dispara contra ellos, lo hacemos.” Concluyó que “antes que nada somos una fuerza de disuasión”.