Clinton asumió la responsabilidad por las consecuencias del incidente, admitiendo que "hubo deficiencias en la respuesta" al ataque, que, según una investigación independiente, estuvo relacionado con una serie de fallos sistémicos de gestión que provocaron que el consulado en Bengasi no contara con la seguridad suficiente en el momento del atentado.
La jefa de la diplomacia estadounidense calificó el incidente como parte de un desafío frente a la estrategia del país en el norte de África.