En EE.UU. detuvieron a 18 personas acusadas de cometer el fraude crediticio más grande de los últimos años. Por el momento, las pérdidas se estiman en 200 millones de dólares, pero los expertos aseguran que la cifra podría ser mucho mayor.
Los delincuentes utilizaron unas 7.000 identidades falsas para conseguir más de 25.000 tarjetas de crédito. Todos los acusados se enfrentarán a penas de hasta 30 años de cárcel y una multa de un millón de dólares.