La inestabilidad económica puede hasta vaciar ciudades enteras. Precisamente eso fue lo que pasó en el oeste de Canadá, donde en los años 1980 la población se vio obligada a abandonar una localidad minera debido a la reducción de los precios del gas. El pueblo fue comprado por un empresario que pretende lanzar un ambicioso proyecto energético para devolverle la vida.