Varias investigaciones impulsadas por la propia Policía metropolitana de Londres intentan esclarecer si ha habido casos de discriminación racial dentro del cuerpo.
Uno de cada diez agentes de seguridad pertenece a alguna minoría étnica, unas cifras que chocan con la realidad de las calles de esta metrópoli, en las que un 40% de la población pertenece a algún grupo racial minoritario.