En el último mes desde la pequeña ciudad árabe-israelí de Jajulia dos chicos se han unido a la lucha del Estado Islámico. Pero no es un fenómeno reciente. Un lugareño confesó a RT que su primo se fue a luchar a Siria hace dos años y que todavía no ha vuelto. Otro dijo que un hermano suyo había hecho lo mismo, pero volvió y le metieron primero en la cárcel y luego lo pusieron bajo arresto domiciliario.
"Mohamed estuvo entrenando con ellos [el Estado Islámico] un mes sin hablar con nosotros. Después del entrenamiento, le trasladaron a la zona de Deir el Zour, a la ciudad de Raqqa", confesó otro hombre, cuyo hijo fue ejecutado por el Estado Islámico en Siria, tras ser acusado de ser un agente del servicio secreto israelí, el Mossad.