La Policía turca dispersa con fuerza una protesta contra el terrorismo

Las fuerzas del orden de Turquía usaron cañones de agua para dispersar a miles de ciudadanos que salieron a las calles de Estambul tras el ataque suicida que este lunes se llevó la vida de 31 personas y dejó heridas a más de 100 en la localidad de Suruk, cerca de la frontera con Siria.

La explosión se produjo en un centro kurdo donde se llevaba a cabo un multitudinario encuentro. El Gobierno sospecha que el grupo terrorista del Estado Islámico es el artífice del atentado.