Pero la medida no ha sido bien recibida por los turistas y ha desencadenado una gran polémica, ya que las tuberías se asemejan demasiado al equipo que usaban los nazis en las cámaras de gas del campo de concentración. Representantes del recinto defienden la decisión alegando que numerosos visitantes sufrieron golpes de calor y que es responsabilidad del establecimiento resolver el problema.