Los antidisturbios emplearon cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud que les arrojaba piedras. Unos 250 agentes fueron desplegados para controlar las protestas en este campo de acogida, donde residen más de 4.500 refugiados que esperan pasar al Reino Unido. Se informó de que 27 policías resultaron heridos en estos choques.