Los aficionados al deporte extremo han compartido sus impresiones nada más volver a tierra firme. Con un poco de ironía, aseguran que el agua está bastante caliente, en alrededor dos grados sobre cero. La tradición ya tiene al menos seis años. Los participantes afirman que siempre se cumplen todos los deseos que piden en el fondo del mar. Algunos de ellos asistieron al evento el año pasado y este han repetido.